DATOS DEL CEMENTERIO
"Quien camina con oído atento entre las bóvedas de la Recoleta, escucha el rumor de vidas singulares contra el inmenso coro de la memoria colectiva. En este museo de los cuerpos, los itinerarios personales de sus habitantes, conocidos o desconocidos, célebres o ignotos, se funden inextricablemente con la Historia Argentina"
PRÓLOGO
"Historias ocultas en la Recoleta", María Rosa Lojo y Roberto L.
Elissalde
El 8 de
julio de 1822 el gobierno de Martín Rodríguez y su ministro Bernardino
Rivadavia, dispusieron la creación del Cementerio del Norte o de la Recoleta,
bendecido el 17 de noviembre de ese mismo año.
El
flamante cementerio fue bautizado "del Norte" por su orientación geográfica,
respecto a lo que era en ese momento la pequeña ciudad de Buenos Aires. La traza
la urbanizacion de la necrópolis fueron encargadas al ingeniero francés Prósper
Catelin.
Conociendo
su historia: Algunos desconocen que en este transitado y turístico lugar
donde se encuentra el cementerio, fue en un comienzo el convento de los frailes
"recoletos". En 1715, gracias a las donaciones de dinero de Pedro Bustinza, la
colaboración de Juan Narbona y las donaciones de terreno de Fernando Miguel
Valdéz e Inclán, se pudo iniciar la contrucción del convento.
Era un barrio rodeado de
quintas, que contaba con una calle, llamada "Calle Larga", actual avenida
Quintana. Era un barrio alejado, sin tiendas ni restaurantes como en la
actualidad. El camposanto se encontraba contiguo al convento y sólo eran
enterrados allí los frailes de la Orden, pero a partir de 1822 el cementerio
recibió el nombre oficial de Cementerio de Miserere o Cementerio General del
Norte, al paso de los años se transformó en "Cementerio de la Recoleta". El
nuevo cementerio
recibió la bendición del deán de la Catedral Mariano Zavaleta.
A
medida que pasaban los años, después de ese famoso decreto de 1822, el
cementerio comenzó a poblarse de monumentos y bóvedas. Entre las primeras que
sobresalieron, tenemos a la familia Bustillo en 1823.
Durante la intendencia porteña de Torcuato de Alvear, comenzaron en 1881 su gran reconstrucción, inspirándose en la vieja Europa para realizar los cambios. Reformas no solo llevadas a cabo en el cementerio, sino también en sus alrededores: se abrieron nuevas calles, otras se pavimentaron, se realizaron desagües y se plantaron nuevas especies de árboles.
Entre los extranjeros enterrados en el cementerio nos encontramos con varios pesonajes, algunos de sangre azul y otros que fueron decisivos para la historia argentina.
Una nieta de Napoleón Bonaparte fue enterrada allí, debido a que su padre el conde Alejandro Colonna, hijo bastardo del Napoleón I y la condesa polaca María Walewska, se encontraba en Buenos Aires cumpliendo una función diplomática en representación de Francia. Su hijita recién nacida, falleció en este suelo con solo algunos días de vida. Se encuentran también Guillermo Brown, importante almirante. El erudito napolitano Pedro de Angelis, quien tuvo un desempeño al lado de Juan Manuel de Rosas, algunos años después fue enterrada su esposa Melanie Dayet, francesa y primera presidenta de las Damas de la Caridad de San Vicente de Paul. Mariette Lydis, condesa de Govone también se hace presente en el cementerio.
El en friso del pórtico del cementerio se ven trece alegorías. La esfera simboliza la eternidad, pues gira constantemente entre la vida y la muerte. Las alas abiertas, el alma que se libera con la muerte. La abeja es el emblema de la inmortalidad. El paño caído sobre la urna representa a la muerte. Las antorchas cruzadas, la vida y la muerte. El huso y un par de tijeras indican que se puede cortar el hilo de la vida, como lo hacían las parcas. El reloj de agua, marca las horas de la existencia. La serpiente que se nuerde la cola, la eternidad. La cruz con corona simboliza a Cristo. La cruz con la letra P es símbolo del crististianismo. El búho con alas desplegadas representa a la verdad y anuncia la muerte.
Valentín Alsina |
Claro que el aspecto de la
necrópolis no era como en la actualidad. En su primer momento, los entierros
consistían en un féretro que se depositaba en una fosa, con una modesta y
sencilla cruz de madera sobre ella. Aquel personaje pudiente, le podía agregar
una lápida de mármol esculpida genermente por franceses. Muchas de ellas
fechadas en 1830 y 1850, que se pueden ver todavía por el cementerio.
Durante la intendencia porteña de Torcuato de Alvear, comenzaron en 1881 su gran reconstrucción, inspirándose en la vieja Europa para realizar los cambios. Reformas no solo llevadas a cabo en el cementerio, sino también en sus alrededores: se abrieron nuevas calles, otras se pavimentaron, se realizaron desagües y se plantaron nuevas especies de árboles.
Mariano Unzué y familia |
Bóveda de Julio Argentino Roca |
Facundo Quiroga |
Entre los extranjeros enterrados en el cementerio nos encontramos con varios pesonajes, algunos de sangre azul y otros que fueron decisivos para la historia argentina.
Una nieta de Napoleón Bonaparte fue enterrada allí, debido a que su padre el conde Alejandro Colonna, hijo bastardo del Napoleón I y la condesa polaca María Walewska, se encontraba en Buenos Aires cumpliendo una función diplomática en representación de Francia. Su hijita recién nacida, falleció en este suelo con solo algunos días de vida. Se encuentran también Guillermo Brown, importante almirante. El erudito napolitano Pedro de Angelis, quien tuvo un desempeño al lado de Juan Manuel de Rosas, algunos años después fue enterrada su esposa Melanie Dayet, francesa y primera presidenta de las Damas de la Caridad de San Vicente de Paul. Mariette Lydis, condesa de Govone también se hace presente en el cementerio.
El en friso del pórtico del cementerio se ven trece alegorías. La esfera simboliza la eternidad, pues gira constantemente entre la vida y la muerte. Las alas abiertas, el alma que se libera con la muerte. La abeja es el emblema de la inmortalidad. El paño caído sobre la urna representa a la muerte. Las antorchas cruzadas, la vida y la muerte. El huso y un par de tijeras indican que se puede cortar el hilo de la vida, como lo hacían las parcas. El reloj de agua, marca las horas de la existencia. La serpiente que se nuerde la cola, la eternidad. La cruz con corona simboliza a Cristo. La cruz con la letra P es símbolo del crististianismo. El búho con alas desplegadas representa a la verdad y anuncia la muerte.
A la reforma del intendente
Torcuato de Alvear en 1881, se deben el frente definitivo y el peristilo
neoclásico que constituyen hoy en día la entrada de la Recoleta.
El cementerio tiene casi 5,5 hectáreas, albergando diferentes y originales
estatuas, esculturas, bustos, ángeles, lujosos vitraux, puertas labradas con
magnificas imágenes, gárgolas, haciendo de este recorrido un encuentro con una
arquitectura única, un verdadero museo a “cielo abierto”. Más de 90 bóvedas han
sido declaradas Monumento Histórico Nacional.
Entre los eternos moradores
del cementerio encontramos a tres generaciones de la familia Alvear (Carlos,
Torcuato y Marcelo T.), Facundo Quiroga, Nicolás Rodríguez Peña, Eduardo Madero,
Guillermo Brown, Juan Manuel de Rosas, Victoria Ocampo, Ignacio Pirovano, Manuel
Dorrrego, Don Bernardo de Iriyoyen, entre muchos otros. Pero es la bóveda de la
familia Duarte la más visitada, allí descansa el cuerpo de la gran mujer
argentina “Evita”.
¿Quiénes ya no están enterrados aquí?
Son varios los personajes que ya no se encuentran enterrados en este lugar, el motivo de su partida se debe en algunos de los casos, al reclamo de ciertas provincias, quienes le pidieron a la Ciudad de Buenos Aires "el regreso" de sus ilustres ciudadanos, en otros casos, fueron los mismos familiares quienes se encargaron del traslado.
Fueron trasladados a Tucumán:
Juan Bautista Alberdi, estadísta y escritor, famoso por ser el autor de "Las Bases".
Gregorio Aráoz Alfaro, médico.
Gregorio Aráoz de La Madrid, militar.
No le dejen flores, Alberdi no se encuentra aquí |
Trasladados a diferentes lugares de Buenos Aires:
Juan Bautista Azopardo, marino. San Nicolás de los Arroyos.
Jorge Bunge. Pinamar, ciudad que había fundado.
Carlos Germán Burmeister, naturalista. Museo de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia", La Plata.
Mario J. Buschiazzo, arquitecto. Burzaco.
Ramos Castillo, Presidente de la Nación. Olivos.
Dolores Costa de Urquiza, primera dama, mujer de Justo José de Urquiza. Olivos.
Antonio Devoto, empresario italiano. Villa Devoto.
Ramón Estomba. Bahía Blanca, ciudad que había fundado.
Alfredo Fortabat, empresario. Olavarría
Cecilia Grierson, primera médica argentina. Cementerio Británico.
Paul Groussac, escritor. Cementerio de la Chacarita.
Tomás Guido, militar. Catedral de Buenos Aires.
Arturo Jauretche, escritor. Cementerio de Olivos.
Anarcasis Lanús. Lanús, ciudad que había fundado.
José Gregorio Lezama, hacendado. Berazateguí.
Pedro Luro, hacendado. Mar del Plata
Carlos Maschwitz, ingeniero. Berazategui.
Florencio Molina Campos, pintor. Moreno.
Carlos Mugica, religioso. Capilla Cristo Obrero, Villa 31.
Lino Palacio, dibujante. Jardín de Paz
Luis Piedra Buena, marino. Carmen de Patagones.
Bernardino Rivadavia, Presidente de la Nación. Plaza Miserere, Ciudad de Buenos Aires.
Dardo Rocha, político y gobernador de Buenos Aires. Catedral de La Plata, ciudad de la que su fundador.
Ricardo Rojas, escritor. Cementerio de Olivos.
Adolfo Saldías, historiador. Cementerio de la Chacarita.
Eduardo Sívori, pintor. Cementerio de la Chacarita.
Alfonsina Storni, poetisa. Cementerio de la Chacarita.
Enrique Uadondo, historidos. Luján.
Baldomero Fernández Moreno, poeta. Chascomús.
Jorge Newbery, aviador. Cementerio de la Chacarita.
Roberto M. Ortiz, Presidente de la Nación. Cementerio de Vicente López.
Victorino de la Plaza, Presidente de la Nación. Cementerio Parque Memorial.
Trasladados a Entre Ríos:
José Sixto Álvarez, escritor. Gualeguaychú.
Ricardo López Jordan, politíco y caudillo. Paraná.
Eduardo Racedo, militar.
Trasladados a Córdoba:
Gregorio Funes, religioso. Catedral de Córdoba.
Leopoldo Lugones, escritor. Villa María del Río Seco.
José María Paz, militar. Catedral de Córdoba.
Dalmacio Véles Sarfield, jurista. Palacio de Justicia.
Trasladados a otras provincias:
Leonardo Castellani, escritor y religioso. Reconquista, Santa Fe.
Eduardo Castex. La Pampa.
César Cipolletti, ingeniero. Mendoza.
Juana Manuela Gorriti, escritora. Salta.
Joaquín V. González, escritor y político. Chilecito, La Rioja.
Gerónimo Espejo, militar. El Plumerillo, Mendoza.
Carlos María Moyano, marino y explorador. Santa Cruz.
Juan Esteban Pedernera, militar. Mercedes, San Luís.
Rudecindo Roca, militar. San Martín de los Andes, Neuquén.
Juan de San Martín y Gregoria Matorras, padres del General José de San Martín. Yapeyú, Corrientes.
Trasladados a otros países:
Francisco Bilbao, político. Santiago de Chile.
Guillermo Butler, religioso y pintor. Dublín, Irlanda.
¿Que próceres, patricios
y caudillos de la independencia tenemos?
Generales: Juan G. de Lavalle, Carlos
María de Alvear, Facundo Quiroga, Bartolomé Mitre, Juan Martín de Pueyrredón,
Tomás Guido, José María Paz, Juan José Viamonte, Cornelio Saavedra.
Coroneles: Federico Brandsen, José
Antonio Álvarez de Arenales, Gregorio Perdriel, Manuel Dorrego, Mariano
Escalada, Manuel Olazábal, Iganacio Álavarez Thomas.
Doctores: Salvador María del Carril,
Dalmacio Vélez Sarfield, Guillermo Rawson, Nicolás Avellaneda, Juan Cruz Varela,
Juan Bautista Alberdi, Vicente López, Florencio Varela, Feliciano Chiclana, Juan
María Gutierrez, Bernardo Monteagudo, Nicolás Rodriguez Peña, Domingo French,
Felipe Arana, Marcos Avellaneda, Manuel Moreno.
Brigadier: Migeul de Azcuénaga. Brig.
Gral. Juan Manuel de Rosas
ARQUITECTURA
El que pretenda encontrar en la
Recoleta un estilo arquitéctonico propio se sentirá totalmente
defraudado. A la hora de recorrer vemos cien años de Historia reflejado en sus
pasillos internos.
Sepulturas
de 1819, otras de 1820 y algunas más antiguas de tierra y ladrillo difíciles de
ubicar en la planificación actual. Hay enterratorios de tierra rodeados de una
reja o hierros, a veces con una cruz, otras sin nada que han quedado
aprisionadas entre dos bóvedas suntuosas. Son los antiguos tablones de 60 cm de
ancho, y donde hay 4 muertos apretados, uno encima del otro. Creemos que son
aquellos que quedaron cuando se efectuó la construcción y el delineamiento de
avenidas, diagonales y calles.
El
neoclásico, continuador de lo colonial, es el estilo que predomina en las
bóvedas antiguas.
Un cementerio, rodeado de historias y leyendas
En
Recoleta existen hechos reales, junto con aquellos otros que es necesario
buscarlos en los recuerdos de los antiguos cuidadores del cementerio. En esta
miscelánea va todo mezclado: lo que vi y lo que me contaron, lo real y lo no
comprobable. Es decir, la historia y la leyenda.
Facundo Quiroga
El
ornamento o velo filigranado en mármol que ornaba la cabeza de la dolorosa de la
tumba de Quiroga, obra de arte del escultor italianao Tantardini, fue roto la
vez que, con sogas y caballos, se quiso destriur esa obra de arte. Actualmente
está restaurado. Su placa primitiva fue robada. La repuso la Municipalidad, pero
en una tumba anónima.
Facundo
Quiroga tuvo otros inconvenientes con su tumba, quien estuvo sin nombre
por varios años. El motivo de este "anonimato" es el siguiente:
Cuando se construyó su tumba en
marzo de 1877, tenía una inscripción grabada en el mármol que decía
"Aquí yace el
General Juan Facundo Quiroga. Luchó toda su vida por la organización Federal de
la República, la Historia imparcial,
pero severa, le hará la justicia que se merece alguna
vez".
Coincide con este entierro de Quiroga casi con otra fecha, el 14 de marzo, cuando muere Juan Manuel de Rosas. En abril se celebra en la Catedral una misa por las víctimas de Rosas, cuyos asistentes se dirigen luego en tumultosa y agresiva manifestación a Recoleta, para arrancar de la tumba de Quiroga la polemizada inscripción. Cuando llegaron no la encontraron, pues los amigos de Facundo la habían hecho desaparecer, para evitar la destrucción de la tumba. Desde entonces fue la tumba sin nombre.
Coincide con este entierro de Quiroga casi con otra fecha, el 14 de marzo, cuando muere Juan Manuel de Rosas. En abril se celebra en la Catedral una misa por las víctimas de Rosas, cuyos asistentes se dirigen luego en tumultosa y agresiva manifestación a Recoleta, para arrancar de la tumba de Quiroga la polemizada inscripción. Cuando llegaron no la encontraron, pues los amigos de Facundo la habían hecho desaparecer, para evitar la destrucción de la tumba. Desde entonces fue la tumba sin nombre.
Recién en 1935 los residentes
riojanos ponen la placa que dice "FACUNDO, libre por propensión y por
principios. 1835- 13 de febrero de 1935."
Placa de la Bóveda |
Pero siguieron apareciendo nuevas cosas tras la muerte de Quiroga, entre aquellas curiosidades encontramos un testamento insólito.
Cuando es asesinado en Santos
Pérez, en Barranca de Yaco, se encuentra entre sus papeles su testamento, que
dice: "...quiero que me entierren de
pie, sin ataúd". Y nombra a
un sobrino suyo, para que cumpla su voluntad. Su deseo testamentario se
cumple, Facundo está enterrado de pie. Su cadáver embalsamado se traslada a
Recoleta en marzo de 1877. Una imitación de la dolorosa de Tantardini
corona la bóveda de Juan Anchorena.
en la metopa no está representada una abeja, sino una mariposa nocturna, anunciadora de la muerte que se dirige a la luz, el sonido mariposa y alma (psique), tienen un sonido parecido en griego.
ResponderEliminar